Por Graciela Alexandra Barrón Herrera
Alumna de cuarto semestre de la Maestría en Diseño Arquitectónico
Resumen
Este documento habla sobre la
descripción de un sueño del autor, donde el protagonista es Antonio Gaudí, se
muestra la importancia de la percepción del espacio y el análisis del
comportamiento humano y como un arquitecto puede crear espacios con la misma función
pero con diferentes perspectivas y sensaciones.
Palabras
clave: Percepción,
Espacio, Comportamiento humano.
Abstract
This essay discusses the description
of a dream of the author, where the protagonist is Antonio Gaudí, the
importance of spatial perception and analysis of human behavior is shown as an
architect can create spaces with the same function but with different
perspectives and sensations.
Key
Words: Perception,
Space, Human Behavior.
Objetivo
Despertar en el lector el interés por
la percepción del espacio y de lo que ocurre alrededor del; el fomentar en el
arquitecto la percepción del espacio y de las sensaciones, así como de las
personas que hacen uso de un espacio, con el fin de crear espacios que más allá
de una función brinden una sensación.
Introducción
A lo largo de nuestra vida tenemos
miles de sueños que son olvidados en el momento en el que terminan, este
documento habla sobre un sueño que realmente existió y que logró permanecer la
mente para ser escrito y dejar de ser un simple sueño para convertirse en un
medio de reflexión.
No todos los sueños se convierten en
realidad, pero todos los sueños son
el despertar de las ideas si logran
permanecer vivos.
Contenido
Una noche como cualquier otra tuve un
sueño diferente a los que comúnmente recuerdo; mi sueño fue en un parque pero
concretamente la imagen central de mi
sueño era la banca de un parque, una banca alargada hecha de piedra de lo que se podía ver que era cantera rosa; esta
banca era muy al estilo de el jardín de independencia
de mi natal Zacatecas, con una cantera porosa y fría con un color tan cálido
como el abrazo de un niño.
En este sueño estaban en la banca cinco hombres de alrededor de 80 años
sentados como cualquier abuelo en cualquier parque de cualquier pueblo; se encontraban tomando el sol en silencio, con la mirada perdida, calentando
sus cuerpos como si eso aliviase los dolores físicos que la medicina ya no
puede curar, tratando de aliviar las
heridas del alma que un joven ignora o
deja pasar pero que al pasar de los años y al ser ya mayor, con la sensibilidad inimaginable para recordar
detalles, (la que te dan solo los años),
esa sensibilidad que hace recordar heridas de toda una vida tales como: un abrazo
inexistente, un amor perdido, un adiós, una esperanza perdida, un hijo que se encuentra lejos físicamente, un
hijo muerto en contra de la ley de la vida donde los hijos entierran a sus
padres o aun más doloroso un hijo lejos en espíritu, una soledad que se siente en el alma aunque se tenga de
familia 6 hijos, 12 nietos y 3 bisnietos, o bien la impotencia de no poder
disfrutar la vida como cuando se tienen 50 años menos.
Las ropas de todos estos viejos
consistían en pantalón, camisa , una
chamarra corta y una típica camiseta interior blanca; pero no eran todas sus ropas iguales, pero más
diferentes aún eran sus miradas, en cada uno de ellos se podía leer una historia muy diferente, en ella se podían
ver los detalles que cualquier persona que carece de la virtud de ver el alma
en los ojos y que es distraída por lo
meramente físico, material y banal como las ropas, peinados y la carta de presentación visual que llaman
imagen personal, esa imagen en la cual
un joven moderno con grandes aspiraciones al verlos pensaría que la situación en la que estos
viejos se encontraban estaría muy alejada a lo que le depararía el futuro, sin
saber que en la ruleta de la vida todos podríamos estar algún día sentados en
esa misma banca.
En lo que si coincidían todas las ropas de los
viejos era en que todos los atuendos
tenían una gama de colores como si el arcoíris fuera en tonos ocre, sus ropas
tenían la misma vitalidad del color de sus ojos cansados.
En este sueño estos cinco cuerpos
cansados se encontraban como si tuvieran un tiempo diferente al del resto de
los personajes que aparecieron en escena, como si el tic tac de sus relojes
fuera de un lento caminar y como el sonido profundo del goteo de agua que se infiltra
dentro de una cueva fría.
Y como si fuera una burla del destino
a la estadía de estos personajes, el parque se veía lleno de vida; con un sol
resplandeciente sobre las hojas verdes de las copas de los arboles que servían
de abrigo a las aves que se postraban en las ramas; pude percibir una brisa que
amortiguaba el calor de esa tarde y que provocaba el carraspeo de alguno de
estos viejos que sin más solo tomaba un pañuelo y recuperaba su posición
inicial como si fuese el modo más seguro de continuar con la misión de captar los
rayos de esa tarde.
Sobre la banca estaba una balaustrada
por la cual se veía la gente pasar; recuerdo ver a una pareja de novios con la
ilusión que solo los que no han llorado un desamor tienen, se podía ver en
ellos el brillo en la mirada mientras unas palomas tomaban el vuelo enmarcando
el paso de estos jóvenes adolescentes; también
vi pasar a una señora de no más de 40
años pasar por un lado de esta pareja como si el tiempo estuviera avanzando más
rápido que sus pensamientos, me llamo la atención que su mirada estaba perdida
en lo que parecía un cumulo de ideas, pensamientos y preocupaciones; dentro de mi sueño pensé: ¿cómo es que esta
persona no está viendo lo que yo veo desde aquí?, ¿cómo puede formar parte de
un entorno sin siquiera saber cuál es?, ¿cómo pudo ignorar el sol
resplandeciente, la brisa en la piel, el sonido de las hojas de los arboles,
las aves alzar el vuelo, el olor provocado por un el jardinero que estaba al
fondo del parque?; ese olor característico a pasto recién cortado y húmedo, ¿cómo
podía ignorar a la pareja enamorada y perderse
el momento que al verlos era imposible no recordar el amor más sincero e
inocente que todos alguna vez hemos tenido?, ¿cómo ignorar a esos 5 hombres
sentados ávidos de recibir una sonrisa, un saludo y no se hable de una charla
donde pudiesen repetir una vez más sus anécdotas de juventud donde el amor, la juventud y la pasión por las pequeñas cosas no faltan
en ningún relato?, ¿cómo es que esta señora no vio a los niños que se divertían
por el simple hecho de estar ahí?.
Observé detenidamente a estos cinco cuerpos cansados
que estaban frente a mí, todos me causaron una intriga natural, ya que aparte
de sentir intriga es fascinante tener a
una persona en el campo visual de la que no s e sabe nada más de lo que la
imaginación hace saber al detenerse a
analizar y crear una historia de lo que está pensando o ha vivido ese ser.
Como si fuese una cámara de cine, mi
campo visual se hizo lineal como si quisiese enfocar detenidamente una imagen y
quisiese que observara las características de los cinco hombres que tenia
frente a mí, dentro de esta toma pude
ver de cerca a estos personajes recorriendo la mirada de derecha a izquierda de
una manera lenta; las características de
cara mirada eran distintas; el primer
hombre tenía una mirada de dolor, estaba algo encorvado con una camisa clara,
me pareció que su mirada estaba recordando esos tiempos cuando se enamoró de
una joven de cabello negro y la conquisto con el ramillete de flores que compró en ese mismo
jardín; el segundo viejo era alto y con un bigote que tapaba la mitad de sus
labios, erguido como resistiendo el agotamiento de los años, ensayaba tener una
mirada dura que ocultaba la mirada que añora un abrazo de su madre; el tercer
viejo tenía un sombrero postrado en su pierna derecha, su camisa a cuadros se veía tan desgastada como sus sueños y sus
pantalones vaqueros con un color miel tenían
el espíritu de un joven de dieciocho años, su mirada se veía con la esperanza de
encontrar a alguien que quisiese entablar una larga conversación o un buen
juego de dominó; el cuarto viejo lo pase sin reparar en el por el momento, y al quinto viejo lo vi con una mirada vacía
como si se tratase de alguien donde su mayor anhelo es llegar a descansar en la
muerte, le vi flaco y con unos ojos hundidos, sus piernas hacían ver sus pantalones
dos tallas más grandes.
Fue entonces cuando regrese la mirada
al cuarto viejo, sentí mi respirar al verlo como el gran suspiro que infla tus pulmones cuando
crees que no piensas en nada y lo piensas todo; este viejo era el que tenía las
ropas mas gastadas y viejas, como si no se hubiesen lavado en meses, tenía una
camisa color amarillo claro con tres botones sin abotonar que dejaban ver su
camiseta interior, un pantalón gastado y unos pies descalzos; tenía una barba
que tapaba la mitad de su cuello y una
ceja que me dificulto ver su mirada lo cual
me hizo voltear a ver sus manos, unas manos con venas saltadas como si
dentro de ellas corriera una sangre espesa, vi sus uñas, esas uñas eran gruesas
y pude ver las líneas de sus uñas; fue entonces cuando recordé las de mi
abuelo, imagine que si pudiese llegar a acercarme y tocar sus manos serían con
una piel tan dura como la vida, pero con una calidez que puede enternecer a
cualquiera con tan solo sentir que toman tu mano; fue entonces cuando vi sus
ojos y vi que tenían una concentración
desconcertante, vi que ese viejo estaba
observando a unos niños jugar corriendo de un lado a otro analizando sus juegos,
se le veía la ilusión en la mirada profunda a pesar de la soledad que reflejaba,
pude ver que ese viejo tenía algo más que su soledad, en mi sueño observe a
este viejo y como si de pronto se tratase de un hecho real , afirme conocer su
historia.
Ese viejo era alguien con sueños
grandes como su soledad, al ver a esos niños jugando a correr de un extremo del
parque al otro, el analizaba las limitantes de su juego y de pronto como si me metiera en su mente entendí lo que pensaba, ese viejo al
ver a los niños dijo dentro de sí,¿ porque hay parques donde un niño puede
correr de un extremo a otro? pudiendo existir un parque donde los niños puedan
correr sin límites, donde las formas orgánicas los lleven a correr hasta donde
su espíritu continúe con su libertad natural, donde el viento no corte, donde
al llegar fluyas como una hoja empujada por el viento; fue ahí donde caí en cuenta que ese viejo que
estaba soñando era un hombre que admiro, ese viejo ignorado en mi sueño hasta
por mí, era un hombre llamado Antonio Gaudí y ese parque que imaginó ese viejo
en ese momento era el parque Güell.
Me quede observando a los niños correr
y pensando cómo es que en la vida cotidiana hay tan diversos modos de ver el
entorno que nos rodea, como es que un viejo solitario que es ignorado por la
gente que lo rodea, pudo haber tenido un momento donde sin tener una ilusión inocente como los novios que
pasaron detrás de él, sin tener prisa como la señora que paso sin observar
nada, sin tener una jardín que mantener hermoso como el jardinero del fondo,
sin tener donde resguardarse ni como levantar el vuelo como las aves del
parque, sin tener la juventud de los niños jugando y teniendo totalmente la vida
tan dura como todos los otros viejos, tuvo en ese momento una ilusión, la
ilusión de cambiar el sentido del concepto de un parque con una idea que pudo
haberse quedado en un pensamiento, pero que al ser creada convirtió una banca cuadrada que pudo doler en cada
vertebra de todos los viejos en bancas con
formas tan orgánicas como un el abrazo de una madre a su hijo, creando perspectivas infinitas como si hubiese
buscado darle a todas las miradas de los viejos un foco donde centrar la mirada
y robarles un suspiro que alegrara su corazón.
Después paso por mi mente como este
hombre murió, y confirme que la grandeza de una persona no se da en la forma de
su muerte, si no en la forma de dejar plasmada su vida.
Este fue mi sueño, tan real o irreal
como lo delate la historia, pero tan intrigante para mí como lo es mi pensar
dentro de mis sueños al dormir.
Conclusión
La vida cotidiana ha ido matando
lentamente el instinto de percepción de los seres humanos, en la actualidad
somos seres que debemos luchar por volver a los instintos naturales para poder apreciar los pequeños detalles.
Como arquitectos tenemos la bendición
de crear espacios, y tenemos la obligación de trabajar en el despertar de
nuestra percepción no solo del espacio, si no de los colores, olores,
necesidades, sensaciones, funciones etc. Todo gran arquitecto que haya
destacado ha tenido un momento de concentración en la percepción antes de tener
una gran idea o una gran obra, antes si quiera de tener un lápiz o un mouse en
la mano. Y tú ¿Cuántas veces detienes el tiempo para percibir antes de diseñar?