Autor: Ing. Daniel Sainz
Resumen:
Hoy en día debemos dejar de lado las pretensiones, si vemos una idea que pueda colaborar para el desarrollo sustentable y ecológico de la arquitectura, dejar de lado el trasfondo e intenciones negativas de quien pueda decirlos y tomar solo lo positivo, que a fin de cuentas es lo que importa. Aquí trato de explicar, desde un punto de vista personal, como es que México se ha quedado estancado en este tema tan importante como lo es el cuidado del medio ambiente desde el enfoque constructivo y doy algunas de las razones por las cuales este movimiento nos pasa de noche.
Abstract:
The task we should care nowdays is to put aside all pretentions, if we, somehow, see an idea that is able to collaborate in sustainable architecture development, just let go the overtone and negative intentions of whom may say it, and take only the positive things that is, at the end of the day, the most important thing of it. In my own words I try to explain, from my personal point of view, how is México stagnant in this very issue, that is the environment care from the constructive point of view and give some hints of why this movement pass through us completely unnoticed.
Introduccion:
No es nada nuevo, ni el hilo negro, hablar de las malas costumbres de construcción y diseño que hoy por hoy abunda en nuestro gremio. Malos hábitos de construcción, “comisiones” para ahorrar material, “comisiones” para facilitar permisos, falta de criterio para el diseño arquitectónico y muchas otros factores son los que influyen en la falta de identidad y calidad en nuestras obras.
“es que todos lo hacen asi”
Es de lo más común escuchar este tipo de “excusas” al momento de justificar el mal desarrollo de un proyecto, porque si, encima de todo defendemos nuestra mediocridad. Estamos hundidos en nuestra propia miseria, lo peor es que estamos tan cómodos, que salir de ella nos cuesta trabajo, a veces ni se sabe qué tan hondo en el lodo estás. Claro, resulta cómodo seguir la corriente, no hay esfuerzo físico ni mental, nadie te va a decir nada por hacer algo mal y que todo mundo hace. Nadie te va a señalar ese error o falta de pericia. El problema, es que es en estas manos perezosas está el futuro, ya no podemos seguir permitiéndonos esa falta de humanidad al momento de diseñar y construir, las cosas no están para hacerse igual, los tiempos, las necesidades y las personas cambian. Ya no es suficiente (y creo que nunca lo fue) inspirarte en una corriente arquitectónica “porque está bien bonita”, ya no se vale vender nuestras carreras a aquella señora copetuda que quiere todo garigoleado en piedra volcánica traída de Nayarit o Hawaii, podemos siempre poner en la balanza lo que el cliente quiera y dejar nuestra esencia (la que vamos a cambiar por diseños honestos) en el proyecto y construcción. Lo que voy a plantearles es muy simple y sin duda alguna hará de nuestro trabajo algo sumamente disfrutable porque ¿qué mejor que hacer lo que más nos gusta y además recibir recompensa por ello? Viéndolo desde este punto de vista, no tendríamos que trabajar un día más.
Contenido
La base de todo esto que estoy escribiendo, nace de uno de mis cursos en la Maestría en Diseño Arquitectónico, donde hablamos de sustentabilidad y nos referimos más específicamente al trabajo realizado por el arquitecto australiano Glenn Murcutt.
Ganador del premio Pritzker, Glenn Murcutt no es constructor de rascacielos. El no diseña grandes y pretensiosas estructuras con materiales lujosos. En lugar de esto, el arquitecto australiano concentra su creatividad en proyectos pequeños que le permiten trabajar solo y diseñar construcciones económicas que conserven la energía y se fusionen con el entorno. Todas sus construcciones están en Australia.
Murcutt escoge materiales que pueden ser producidos con facilidad y de manera económica, vidrio, piedra, ladrillo, concreto y metal corrugado. Le pone mucha atención al movimiento del sol, la luna y los cambios de estación y diseña sus construcciones para que armonicen con el movimiento de la luz y el viento.
Este lado humano nació en él gracias a su padre, la zona donde creció era también habitada por una etnia caníbal, que si en dado momento, representaban alguna tipo de amenaza para la vida de los habitantes, podrían matar. El padre de Murcutt no seguía esta corriente, prefería espantarlos por sus medios y así ahorrar sangre.
Tenemos aquí la pauta para empezar a hacer las cosas diferentes y de buena manera. Estamos hablando de un diseño arquitectónico más humano, más sensible y conectado directamente a nuestro entorno, la naturaleza. El impacto que la industria de la construcción ha causado a medio ambiente está por encima de lo que debería ser, el consumismo y la falta de conocimiento y técnicas para la utilización correcta de los materiales es uno de los protagonistas de esta escena, donde nos importa todo para nuestro hogar secundario, pero tenemos cero consideración con el principal, nuestro planeta.
¿Por qué hacer todo igual si sabemos que no funciona? En gran parte, creo que tenemos miedo a todo aquello que no conocemos, si sabemos que gusta aunque no funcione, lo seguiremos haciendo. Debemos cambiar nuestra idea desde lo más básico que conocemos, olvidarnos de todas las costumbres maleadas que se pasan de generación en generación, empezar de cero.
¿Por qué urbanizar un predio de tal manera que agotemos lo máximo que la ley nos permite? Claro, para obtener una mayor ganancia, pero esto solo beneficia a unos pocos y estos pocos ven por su bolsillo. De esta manera podemos a concluir que no solo va a depender de nosotros el cambio y que para nada va a ser rápido. Pero si podemos empezar desde nuestra trinchera, poniendo nuestro grano de arena.
Imaginemos ahora, pasado el tiempo y adoptando los valores e ideología que aquí planteo, una nueva idea de vivienda en serie, donde uno de los principales motores para su desarrollo es el equilibrio y la armonía con el entorno natural. Tendríamos mas espacio en nuestro lote, y no estaríamos hablando de tener un 80% construido de su total, como normalmente ocurre. ¿De qué nos sirve esto? Uno de los tantos beneficios de esto, sería el mejor aprovechamiento de la luz y del viento, tener absoluta libertad de orientar nuestras construcciones de la manera correcta y que el espacio disponible no sea una limitante. Sin hacer menos la densidad de población por fraccionamiento, esto no solo ayuda en lo antes mencionado, también ayuda a des-saturar las vías de transporte, se implementarían los medios de transporte que no son actualmente tan utilizados. Vamos, tendríamos una serie de cambios positivos en varios niveles.
Hace ya más de 40 años desde que los arquitectos empezaron a afrontar los diseños de un diseño “verde”. Estimulados por el movimiento ambiental de 1960 y 1970, se comenzó a pensar en hogares que fueran más amigables con el entorno.
Hoy en día, el movimiento “verde” ha tomado un poco mas de fuerza, me refiero a paneles solares, duchas de bajo consumo de agua, calentadores de agua sin tanque de gas, etc. Todos estos elementos que alguna vez fueron considerados como impensables o fuera de lugar, son muy comunes en algunos lugares, en México no.
Casi un cuarto de todas las nuevas construcciones para vivienda en los estados unidos el año pasado fueron “verdes” de acuerdo con una investigación de la firma McGraw Hill. Las casas verdes podrían avanzar de un 25% hasta un 35% para 2016 en los Estados Unidos si se continúa con esta tendencia.
Algunos dicen que el término “verde” es una falacia de mercado que es muy ambiguo para tener un significado fuerte y verídico. “el verde esta sobrevalorado y abusado y realmente nunca lo hacemos” dice el arquitecto Steve Glenn, director de “modular home development living homes”.
El movimiento verde puede haber alcanzado su punto de inflexión, pero los arquitectos jóvenes del día de hoy lo están redefiniendo yendo más allá de la publicidad y la fantochería de la sustentabilidad moderna.
Conclusion
Debemos tomar conciencia de la gran responsabilidad que conlleva nuestro trabajo como arquitectos y constructores, está en nuestras manos el cambio positivo que tanta falta nos hace. No podemos seguir ignorando los llamados que constantemente recibimos de la naturaleza, estamos explotando nuestros recursos de una manera desmedida, la huella que nuestra raza ha dejado en el planeta esta mas allá de lo recuperable. Me gusta pensar que este cambio ya empezó y me emociona formar parte de la generación que esta abriendo los ojos ante la verdad que ya tenemos muy por encima de nosotros. Pero esto no lo debemos dejar en ideas, ya no estamos para eso. Debemos actuar de manera contundente, poner por delante los problemas de nuestro entorno y dejar de lado los personales. Estamos si duda alguna en el punto donde las negligencias son inaceptables.
No Debemos promover solo un desarrollo más ecológico, debemos pensar bastante más allá. Nuestra interacción con el medio ambiente ha estado desde siempre fuera de equilibrio, no tenemos esa cultura de cuidado a las diferentes cadenas biológicas ajenas a nosotros, pensamos siempre que tenemos derecho de hacer lo que pensamos es lo mejor y puede que sí, pero es lo mejor sólo para nosotros. De lo que no hemos tomado conciencia, es que nosotros dependemos directamente de todo aquello que afectamos con nuestros ímpetus de desarrollo y crecimiento económico y social. Por supuesto que hay maneras de hacer las cosas y hacerlas bien.
Tenemos que dejar de generalizar la construcción y empezar a hacer un análisis propio dedicado especialmente para nuestro diseño, jamás habrá “proyecto común” valido para dos lugares, siempre habrá diferencias y necesidades especiales. Eso es lo que nos hace falta entender, no podemos seguir haciendo las cosas igual que siempre, no es que ya sea hora, es que ya vamos tarde.
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